África escribe y sueña
Thursday, 2 de April de 2009 por Ramón
Uwem Akpan (1971, Ikot Akpan Eda) –nigeriano como Chinua Echebe (también escrito Achebe), el autor de Todo se desmorona, una de las grandes novelas africanas y la más desgarradora sobre lo que supuso la irrupción del hombre blanco–, ha logrado en Say You’re One of Them (Di que eres uno de ellos), una colección de cinco relatos, una altura literaria que no desmerece al maestro.
La irrupción del padre Uwem (fue ordenado jesuita en 2003) es de las más luminosas de los últimos años en un continente a media luz, maltratado por el clima, la rapiña colonial –y la de las empresas que les siguieron, y de las que llegaron después y allí permanecen–, las enfermedades, el hambre, las guerras civiles, la limpieza étnica, el genocidio, las violaciones como arma, los niños soldados, los 18 millones de huérfanos por el sida…Y por el silencio informativo en medio de lo que llamamos pomposamente la “sociedad de la información”.
Tal vez sea África, por su desesperanza, un buen territorio para la oración y para la literatura, otro sistema milagroso que trata de corregir la realidad, bien moldeándola o transmitiéndola sin cosmética ni aditivos, en toda su crudeza, creando un espejo donde mirarse y reaccionar. Así es como brota de la pluma de Uwem Akpan desde el primer relato, ‘An Ex mas feast’, sin afeites, en el que Maisha, una prostituta de 12 años, enseña a su hermana de 10 la diferencia entre los hombres que hacen daño y los que no. Ella y su mundo terrible representan el África que se desmorona por segunda vez, que se corrompe “por todas esas cosas en nuestras vidas que necesitan dinero”, las Áfricas que pierden sus identidades y, con ellas, la esperanza colectiva de un despertar.
Más en África, más allá de tópicos, Foreign Policy abril-mayo
Con bastante retraso, no quería dejar de agradecerte esta recomendación. La descripción de realidades tan crueles a través de miradas infantiles lo hace soportable e intolerable a partes iguales.
Supongo que es una cuestión de carácter (optimista a pesar de todo, qué le vamos a hacer), pero yo hubiera destacado la historia sobre las niñas de Addis Abeba. Porque en medio de tanta oscuridad, necesitamos historias que iluminen.