Ricardo Ortega
Tuesday, 10 de March de 2009 por Ramón
Ricardo Ortega murió hace cinco años en Haití. Parece que fue ayer. Aún recuerdo su crónica en directo después de que Colin Powell presentara en el Consejo de Seguridad unas supuestas pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak encerradas en un tubito. Todos los medios de comunicación, norteamericanos y europeos, creyeron la versión del secretario de Estado. Todos, menos Ricardo, que trabajaba para una cadena de televisión llamada Antena 3, devota del Gobierno conservador de José María Aznar.
Con esa rotundidad que le caracterizaba en las entradillas, dijo: “Para creer en lo que ha dicho hoy Colin Powell hay que partir de tres axiomas: la CIA nunca miente, nunca se equivoca y los inspectores de Naciones Unidas son unos incapaces”. En la redacción hubo aplausos y vítores; en los despachos de sus jefes, una llamada de La Moncloa. En un ejercicio de independencia informativa, y de empresa también -¿se dice así?-, Ricardo fue semidespedido. Algunos, y algunas, de los que firmaron esa sentencia aún se pavonean apropiándose de la libertad de expresión y de su memoria. Ellos son los inmorales.
Ricardo viajó a Puerto Príncipe con una cámara y un mal acuerdo de colaboración con Antena 3. Murió poco después de llegar, el 7 de marzo de 2004, cuatro días antes de la tragedia del 11-M que multiplicó los duelos y las mentiras. Ayer, los padres de Ricardo, José Luis y Charo, y unos cuantos amigos, entre ellos algunos heroicos de Antena 3, se reunieron en la Asociación de la Prensa de Madrid para hablar de él y de periodismo. Malos tiempos estos con la crisis económica que no toca fondo y con diarios centenarios que presentan EREs sobre el 52% de su plantilla y no informan de ello a sus lectores. Malos tiempos en los que es más necesario que nunca el liderazgo de los mejores, aunque estén muertos, como Ricardo y tantos otros: Juantxu, Miguel, Julio… Ellos son los imprescindibles.
Hace años, en uno de los aniversarios, un apparatchik de A-3 dijo sin rubor: “Ricardo murió por ser como era, por no amoldarse”. Se refería a su indomable deseo de independencia, por no plegarse a las órdenes. Estos son los mercenarios.
Contra la estupidez, la ética:
“En la segunda mitad del siglo XX, especialmente en estos últimos años, tras el fin de la Guerra Fría, con la revolución de la electrónica y de la comunicación, el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante; que lo que cuenta, en la información, es el espectáculo. Y, una vez que hemos creado la información-espectáculo, podemos vender esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, más dinero podemos ganar con ella”.
Ryszard Kapuscinski. Los cínicos no sirven para este oficio. Editorial Anagrama.
PD. Aunque mis amigos más blogueros me dicen que no meta vídeos musicales porque no pegan, el rebelde irredento que anida en mí desde la infancia se niega a obedecer. La música es una forma de expresar sentimientos y este soberbio Cry Baby de Janis Joplin en una versión en directo de 1970 me recuerda a Ricardo y a todos los años que disfrutamos de él:
Qué placer leer el artículo de Rafael Poch y recordar la Madre de Todas las Entradillas. Gracias!
gracias ramon.
por la memoria de ricardo… tengo amigos que trabajan para NN UU que viajan esta semana a Haiti… y les respeto profesionalmente y les quiero personalmente, pero es verdad que la diferencia la marca una pregunta basica: para quien trabajas? y por que? nunca he estado en Haiti, pero Colombia, Peru o Guate me son bien conocidos… y todos podriamos hacer mucho mas dinero/plata trabajando para los poderosos en estos sitios … pero hay una decencia y dignidad basica, quizas ingenua por parte de algunos de nosotros, que nos hace seguir con los “otros”/”los que brillan poco y aparecen menos”.
Por la memoria de Ricardo y de otr@s… la CIA y los demas siguen haciendo lo que pueden , cada vez peor, y otros muchos siguen resistiendoles… conocer al enemigo aguantandolo…
desde nyc (camino de ginebra y despues colombia). un abrazo, ara
Gracias a ti. La resistencia es hacer las cosas bien y hablar, hablar mucho, cueste lo que cueste
Es muy de agradecer leer en algunos sitios cómo recordáis a vuestro compñaero Ricardo. Un aplauso desde aquí, por el fondo y por la forma de este artículo, es muy esclarecedor e interesante. Enric González también ha tenido, de nuevo, un recuerdo para el periodista en su columna.
Encantado de poder leer un blog como éste, promete mucho.
[…] hace cinco años moría en Haití el periodista español Ricardo Ortega. Hoy, Ramón Lobo, recuerda la crónica que Ortega se marcó desde Nueva York, tras la sesión de la ONU en la que Colin Powell sacó un tubito para justificar la invasión de […]
Una gran lectura hoy en recuerdo de Ricardo
Ricardo Ortega Grozni, 6 ene (EFE).- Grozni está sepultada por sus propios escombros. El último bombardeo de la aviación y la artillería rusas ha sido tan brutal que ha reducido a cenizas el centro de la capital chechén al tiempo que truncaba la vida de decenas de sus habitantes.
Mientras en la superficie las explosiones se suceden con una precisión diabólicamente matemática, en los sótanos se oyen llantos y gritos de deseperación. Son una legión indefensa de mujeres y niños que se agarran la cabeza intentando despertar de la peor de las pesadillas.
“¡Esto es peor que el infierno, cuándo va a terminar!”. Con este grito una anciana abandona a trompicones el sótano que hace las veces de refugio. No lo soporta más.
Su hijo mayor, Ruslán decidió quedarse en la vivienda, en un piso superior del edificio, cuando empezó el bombardeo, pero las últimas detonaciones han sonado demasiado cerca y llevan olor a muerte.
La anciana, preocupada por su hijo, no ha ascendido el tramo de escaleras del primer piso cuando se detiene con la mirada fija en un cadáver aún caliente que yace en el descansillo. Del cuello y la cabeza fluyen regueros de sangre de las heridas abiertas por una bomba de fragmentación.
A Ruslán le llegó la muerte cuando se lo pensó mejor y se dirigía apresuradamente hacia un sótano al que nunca llegó.
La capital de la rebelde república rusa es un infierno de fuego y metralla.
Por sus calles los guerilleros chechenes, armados hasta los dientes, se desplazan en pequeños grupos entre explosiones y carros de combate calcinados. Algunas bombas caen a apenas cien metros, pero no se inmutan. Tan sólo marchan ligeramente encorvados para esquivar a los francotiradores rusos.
Aunque la ciudad está en su mayor parte controlada por los chechenes, las balas de los francotiradores trazan líneas invisibles que abaten a los que no conocen la nueva geometría maldita de la ciudad.
Los que disparan son los soldados que quedaron atrapados tras el sangriento asalto del pasado 31 de diciembre. Desde la estación ferroviaria y desde el edificio del hospital abren fuego contra todo aquello que se mueva.
“No podemos utilizar artillería pesada contra ellos porque se parpetan en enfermos y heridos”, se lamenta el comandante Serguéi, un aguerrido chechén tocado en la frente con la cinta verde que lo identifica como un combatiente suicida, y pertrechado con un bazuca antiblindados.
En las inmediaciones del Palacio Presidencial se amontonan los cuerpos carbonizados de soldados rusos que perecieron en el último intento de los carros de combate del Kremlin de tomar la ciudad al asalto.
Las llamas han reducido sus cuerpos hasta dimensiones grotescas y han congelado en sus rostros inertes una siniestra mueca de terror.
“No podemos retirar los cadáveres porque yacen en zonas castigadas por el fuego de obuses y de armas ligeras”, afirma Mobladi Udugov, ministro de Información de Chechenia.
La cifra de víctimas mortales entre los chechenes es difícil de calcular porque, siguiendo la tradición chechén, las familias enterran a sus muertos el mismo día del óbito, y en mayor parte de los casos no se lleva a cabo ningún tipo de registro.
Para Gamsad, jefe de un comando de reconocimiento chechén, los últimos bombardeos sobre la ciudad suponen el preludio de una nueva operación terrestre.
“Ahora los rusos intentan cortar la entrada sur de la ciudad para bloquearnos completamente, y después lanzar a su infantería de marina”, pronostica Gamsad sin apartar la mirada de las columnas de humo que se elevan sobre el Palacio Presidencial.
Sin embargo, los chechenes no se dejan asustar por la poderosa máquina bélica de Moscú y a pesar de estar continuamente sometidos a un intenso fuego de artillería mantienen una excelente disposición para el combate.
“Cualquier chechén puede hacer frente a diez soldados rusos por muy entrenados que estén. Al fin y al cabo son de carne que también puede ser atravesada por las balas”. EFE rof-wm/
No dejes de postear estas canciones….
Es lo que hace de la cultura una política posible…
…me sumo a tu recuerdo con esta hermosa canción de un desperado…
“So Long, It’s Been Good To Know You”
http://www.youtube.com/watch?v=fvxpzAzJgHY&eurl=http://video.google.es/videosearch?hl=es&client=firefox-a&rls=org.mozilla:es-ES:official&hs=WRg&ei=Elm&feature=player_embedded
Un saludo
Gracias por la canción
Ese día, el de la comparencia de Powell, 5 de febrero de 2003, Ricardo estuvo en el despacho de EFE en Naciones Unidas. Lo estuvo muchas veces durante aquellas negociaciones para la guerra de Irak -digo bien, eran negociaciones para la guerra, no para la evitarla-. Su presencia siempre me daba ánimos; también cuando salíamos de copas las noches neoyorquinas, con Emma, Isabel y Dilek. Luego vino el maldito despido encubierto de Antena 3 y el maldito 7 de marzo…
Te echamos de menos.
ay, RL, emociona (y mucho) recordar a los leñadores que ya no tienen bosque. Gracias por alimentar la memoria de la buena gente que ha pasado por tu vida (y por la de una buena amiga que compartimos: su aval y cariño por R.O. son también homenajes que no caducan). Hoy no quiero escribirte más, apenas regalarte una canción con la que Carlos Varela retrata, a lo cubano, a todos esos leñadores sin bosque siempre con viva luz. Con ellos, como ellos, cuídate.
“Soy leñador
nací detrás del molino.
Yo tuve un jardín
que fue creciendo conmigo.
Años después un humo negro en el cielo,
la Inquisición
quemó mi bosque con fuego, mi bosque.
En la comarca de su majestad,
todos repiten lo que dice el Rey,
el les da el agua, les da el vino y el pan,
pero más tarde les cobra la ley.
Por eso vivo alejado
del trono y el dragón,
prefiero ser olvidado
antes que hacer de bufón.
Soy leñador
un leñador sin bosque.
Yo he visto al verdugo matar al juglar
y a los herejes queriendo escapar.
Escúchame madre, yo te pido que
antes que sea tarde comience a llover.
Inquisidores que me van a hacer
si ya no quiero inclinarme a tus pies.
Soy leñador desde mi niñez
y aunque no tengo bosque
sueño con árboles,
y aunque no tengo bosque
sueño con árboles”.
[…] Periodismo | Etiquetas: ética, libertad de prensa, Periodismo, periodistas, televisión | Ramón Lobo recuerda al periodista Ricardo Ortega y cuenta la pequeña historia de una noticia que e… […]
[…] Más En la boca del lobo […]
[…] Via En la boca del lobo. […]
Hola Lobo.
Acabo de descubrir lo que dice tu boca y voy a seguir a la escucha. Enhorabuena.
Efectivamente Ricardo murió por no doblegarse, por ser íntegro y por no mentir en sus videos. La llamada de Moncloa pudo hacer temblar las piernas de aquellos jefes, pero nunca las suyas.
Ricardo era y es un tipo GRANDE.
Gracias por recuperar eso que llaman periodismo y que tan poquitos saben hacer.
[…] se acaban de cumplir cinco años del asesinato de Ricardo Ortega en medio de un tiroteo en Haití, Ramón Lobo nos recuerda quién era Ricardo, cómo trabajaba y pone a algún jerifalte en su sitio. Hace años, en uno de los aniversarios, un aparatik de A-3 dijo sin rubor: “Ricardo murió por […]
Quinto Aniversario de la Muerte de Ricardo Ortega…
Ramon Lobo brinda su homenaje a Ricardo Ortega y nos regala algunos de los mejores momentos de este como periodista, como su crónica y posterior despedido de Antena 3 por contar la verdad sobre las armas de destrucción másiva en Irak….
Nunca olvidaré sus crónicas desde Grozni. Hace cuatro años hablé de ello.
Está claro: janis y Ricardo están de un lado y los cabronazos que manejan el negocio de la información del otro: imposible compataibilizar estas formas de ser y estar en el mundo.
Genial artículo… recuerdo esa crónica en mi casa y como cada día, en aquel infierno informativo que fue el cuatrienio 2000-2004, gente como él, como Couso o como Jon Sistiaga tuvieron la valentía de decir las cosas tal y como eran.
Yo he sido el que ha meneado la noticia… así que si la meneais os estaré agradecido porque esto merece estar más en portada que cualquier otra cosa.
Un saludo.
[…] Dice Ram?n Lobo, un experto corresponsal del diario El Pa?s, que en tiempos de crisis en que los medios tratan de hacer m?s por menos, en que, ERE que ERE, la profesionalidad de los medios de comunicaci?n se ve diezmada por veterana, abundante o simplemente cara, los periodistas hemos de buscar ejemplo en los muertos, si es preciso. A?n recuerdo su cr?nica en directo despu?s de que Colin Powell presentara en el Consejo de Seguridad unas supuestas pruebas de la existencia de armas de destrucci?n masiva en Irak encerradas en un tubito. Todos los medios de comunicaci?n, norteamericanos y europeos, creyeron la versi?n del secretario de Estado. Todos, menos Ricardo, que trabajaba para una cadena de televisi?n llamada Antena 3, devota del Gobierno conservador de Jos? Mar?a Aznar. Con esa rotundidad que le caracterizaba en las entradillas, dijo: ?Para creer en lo que ha dicho hoy Colin Powell hay que partir de tres axiomas: la CIA nunca miente, nunca se equivoca y los inspectores de Naciones Unidas son unos incapaces?. En la redacci?n hubo aplausos y v?tores; en los despachos de sus jefes, una llamada de La Moncloa. […]
¿Será que las guerras ahora son más “limpias” ¿o será que no estamos allí para contarlo… Gracias a Alfonso por el texto, gracias a ti por no desfallecer en esto del periodismo y recordar a Ricardo Ortega.
[…] Ramón Lobo que Ricardo Ortega era un bicho raro en su Antena 3. Probablemente tenga razón, sobre todo cuando […]
Yo de mayor quiero ser RL.
Y sigue poniendo canciones, please 🙂
Gracias por perpetuar la memoria de un hombre tan excepcional.
un abrazo
sefa
Un post fantástico. A Ricardo le habría encantado (también el vídeo de Janis) Ramón sigues siendo el maestro.
[…] 9 fue el quinto aniversario de la muerte de Ricardo Ortega. Han pasado cuatro días y ya todos los recuerdos, las denuncias y las coronas de flores están colgados casi a punto de marchitarse. Me da igual. No […]
Quiero pensar que el dinero no puede comprarlo todo.
Cada día quedan menos Periodistas con mayúsculas. La pluralidad y la independencia son dos términos tan manoseados, tan vejados que la gran mayoría de los medios que los usan hacen exactamente lo contrario, se puede comprobar cada día. De izquierdas o de derechas, da igual, antiguamente vivián de las ventas que eran su bastión contra el poder, ahora los lectores están en un segundo plano. Sólo importa el dinero.
Me da pena, me crea repulsión, me enerba que los mismos que intentaron partir (despido,excedencia forzada) a Ricardo Ortega -viendo que no sé doblaba- intenten ganar méritos y prestigio con su memoria enarbolando la bandera de la libertad y la honestidad poniendo placas y haciendo especiales insulsos sin exigir una investigación oficial por su asesinato, que sabrán ellos de libertad si ni siquiera comprenden lo que es la dignidad.
Creo recordar que el último artículo de Ricardo lo publicó Carlos Hernández en la revista (Revista) La Clave, un medio con grandes profesionales que por no prostituir una profesión esencial en el desarrollo de la sociedad murió sin apoyos. Bastante hicieron que duraron 7 años sin trampas.
Información como la de Ricardo, HONESTA.
[…] Ricardo Ortega | En la boca del lobo. Compartelo: […]
Soy amigo de Joserri desde el Instituto.
Cuando venía a Denia solíamos quedar para cenar y nos contaba sus nuevas experiencias. Lo que es seguro es que la cadena Antena 3 le había dado la espalda debido a su maldita manía de ser imparcial. Lo sé porque él en persona me lo dijo.
Su muerte nos dejó un vacío indescriptible, porque además de ser un gran periodista, era una persona excepcional. Además, nos dolió en exceso que las mismas personas que le habían repudiado y avisado de que su conducta no estaba bien vista en la cadena, días después de su muerte contaran lo buen compañeros que eran.
El 4 de Abril era su cumpleaños y algunos amigos de Denia lo celebramos como si todavía estuviera con nosotros.
Gracias por todas esas palabras que le dedicáis porque hacen que siga vivo en nuestra memoria.
La nueva tragedia de Puerto Príncipe -esta vez un terremoto devastador- me ha devuelto a la memoria a Ricardo Ortega.
Seguía su periodismo claro y directo desde hacía bastantes años antes de su asesinato. Casi a diario, su rostro amable y familiar se colaba en mi casa.
Sentí dolorosamente su muerte, igual que sentí la de José Couso, Julio Anguita y tantos otros que se nos fueron en absurdas guerras y guerrillas.
Hoy me he dedicado a devorar todo lo que en internet se publicó sobre él y con estupor he descubierto como fué relegado por ser imparcial, por contar las verdades con toda su crudeza y por no formar parte del sistema.
Me asquea comprobar como todavía es posible que dirigentes politicos y mandatarios sigan teniendo el poder de acallar, destituir y arrinconar a todo áquel que dice limpiamente la verdad y no se conforma con ser un bufón de la infamia.
Tienen el poder. Hacen y deshacen.
Con Ricardo sucedió lo mismo.
Pero además, el cruel destino le dio las peores cartas de la partida con esas dos balas que lo dejaron sin respirar.
Maldito azar.
Dicen que nadie muere del todo mientras alguien lo recuerda.
Ya ves, Ricardo, casi seis años después, te seguimos recordando. Esta es la prueba.
!Qué pena!Ya nadie se acuerda de un hombre tan extraordinario,un ser fantástico.
Sólo soy una lectora pero siento y he sentido profundamente una muerte tan absurda.
!Qué pena para España y para todos nosotros!
He entrado en tu blog por casualidad. Despues de leer “historias de New york” de Enric Gonzalez, me quede absolutamente prendada de Ricardo, y necesitaba leer algo más sobre él. Me ha gustado muchisimo todo lo que explicas sobre él, pero se me queda una sensación demasiado amarga de pensar que a fin de cuentas solo somos títeres manejados por aquellos que ondean la bandera de la democracia y la libertad. Todos los que intentan alzar la voz con la verdad son acallados de una manera u otra.
Que pena !!
[…] en la redacción en Madrid aplaudieron la valentía del corresponsal. Recuerda Ramón Lobo que Antena 3 fue altavoz del Ejecutivo de José María Aznar. Ricardo fue apartado. Hubo llamada […]
[…] En aquella época el corresponsal el EE UU para Antena Tres era Ricardo Ortega. Sus informaciones, más allá de la superficie dictada por la prensa norteamericana, amordazada como se mostró, eran incómodas para su canal, Antena Tres Televisión. El accionariado de Antena Tres estaba participado mayoritariamente por Telefónica, empresa privatizada por Aznar, cuya dirección entregó a su compañero de pupitre Juan Villalonga. Aznar presionó para que echaran a Ricardo Ortega. Hace días José María García reconoció en Aznar a un censor capaz de hacer y deshacer en Antena Tres. Ricardo Ortega, con la soga al cuello, harto de las presiones e infravalorado, decidió marcharse -poniendo el dinero de su bolsillo- a cubrir las revueltas de Haití en 2004, con el objetivo de demostrar su valía como corresponsal, y poder así permanecer con su corresponsalía en Nueva York. En Haití, Ricardo encontró la bala que le mató. […]
[…] Ortega fue una persona de quien poco se puede decir -alabar, más bien- que no haya sido dicho. Vivió por y para el Periodismo. Un analista de la […]