Salir de Irak
Saturday, 28 de February de 2009 por Ramón
Ahora todos quieren salir de Irak, incluso los que entraron mal y quienes los jalearon en marzo de 2003 (y antes). Estados Unidos invadió un país cuyo principal problema era conocido desde 1979: Sadam Husein, un sátrapa que había asesinado en 1988 a 5.000 kurdos en Halabja con gases que le habíamos vendido para que gaseara a los iraníes de Jomeini y que toleraba mal la disidencia: miles de desaparecidos y fosas comunes. Todo se sabía y se callaba hasta que hubo necesidad política de recordarlo.
Se invadió un país en paz (es cierto, la paz de los cementerios) tras un intensa campaña de propaganda basada en una falsedad y en el conocimiento de que era falsa: la existencia de armas de destrucción masiva. No había y lo sabíamos porque nosotros éramos los vendedores de esas armas.
Cuando se invade mal, y cuando se invade bien, la gente del lugar se disgusta y le da por organizar una resistencia y matar invasores. No es una sorpresa, basta con leer Historia. Con esa aventura militar, que era una venganza familiar entre otras cosas, se perdió la oportunidad de concentrarse en Afganistán, el verdadero problema; el general Tommy Franks, encargado de ambas guerras, lo sabía, por eso blasfemó cuando George Bush le pidió atacar Irak. También se abrió la caja de Pandora en un país artificialmente creado en el que chiíes, suníes, kurdos, turcomanos y demás vivían juntos por imposición, o por costumbre, y que ahora persiguen objetivos diferentes enfrentados por uno común: controlar el petróleo, igual que los americanos, al menos los americanos de antes, los de Bush.
Irak es un país en reconstrucción en el que se han invertido miles de millones para lucro de bolsillos privados y en el que aún hay cortes de luz eléctrica y carestía de agua, inseguridad ciudadana y bombas. También es un país en construcción política y moral, después de tanta dictadura y tanta guerra y tanto embargo.
Barack Obama quiere retirar sus tropas de combate en agosto de 2010, tres meses después del objetivo declarado en su promesa electoral (mayo) y mantener 50.000 hasta finales de 2011, cuando el pacto SOFA (Status of Forces Agreement) firmado en diciembre de 2008 con el Gobierno iraquí le exige sacarlas del país. Esas tropas se dedicarán a mejorar la preparación del Ejército de Irak, que más que preparación necesita armas pesadas: artillería, carros de combate y aviones. ¿Venderá EEUU todo ese material a un país gobernado por partidos chiíes cuyos líderes pasaron sus exilios en Teherán y dependen políticamente del régimen iraní? La respuesta quizá esté en el resultado de las elecciones iraníes del 12 de junio. No es lo mismo Mohamed Jatamí que Mahmud Ahmadineyad.
El reportaje El Irak de Obama, publicado en El País en enero, terminaba así:
Si el Ejército iraquí ha mejorado mucho en los últimos 12 meses, tras la incorporación de algunos mandos del anterior régimen, no se puede decir lo mismo de la Policía Nacional, compuesta por antiguos miembros de las milicias Badr del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak y las del partido Dawa, ambos chiíes. La policía civil es todavía peor: está muy infiltrada por el Ejército del Mahdi. Frente a ellos, los Hijos de Irak, unos 100.000 suníes en armas que no se fían del Gobierno de Bagdad ni de sus instituciones de seguridad. Son ingredientes para el enfrentamiento civil o para la incubación de otro dictador. Sería la madre de todas las ironías.
Hola.
Cada vez que alguien pide la retirada de Irak (ahora todos parecen quererla) recuerdo la película Tres Reyes, con George Clooney. Y todo me da mucha pena.
Un saludo!