Srebrenica
Sunday, 8 de February de 2009 por Ramón
Srebrenica tiene una carpeta propia porque fue la peor matanza dentro de una matanza continua. No pude entrar en 1993 ni en 1994. Me encontré en Tuzla con el fotógrafo freelace alemán Andree Kaiser, que en febrero de 1993 había logró burlar el cerco. Caminó con una columna de la Armija (Ejército bosnio) a través del monte durante varios días y una vez en el enclave quedó atrapado durante semanas sin poder salir, ni enviar su material y hacer más fotos tras gastar los carretes (había carretes). Salió con el general Philipe Morillón, que había entrado en Srebrenica con una cohorte de periodistas que arruinaron la exclusiva del alemán. “Ni lo intentes, es la mayor tontería que he hecho en mi vida”.
Desde el final de la guerra de Bosnia-Herzegovina en diciembre de 1995, he estado tres veces en Srebrenica. La primera en julio de 2005, en el décimo aniversario de la muerte de más de 8.000 varones bosnios. Tuve el acierto de ir dos semanas antes, cuando aún no había periodistas ni diplomaticos japoneseando (dícese de la manía de muchos por hacerse fotos en los sitios para parecer que hacen algo de provecho) y pude hablar con tranquilidad con la gente. Ese viaje se gestó en La Haya y Amsterdam donde me dieron el contexto necesario para situar la historia. El reportaje principal se tituló Un infierno llamado Srebrenica y el despiece holandés incluido en el link. De ese viaje, una memoria extraordinaria: el periodista y sociólogo Paul Scheffer, una máquina de claves y otra persona relacionada con los servicios secretos que me dio los nombres que debería buscar en Srebrenica y Tuzla. En PDF con un mapa de la zona (primera y segunda página).
La segunda vez en marzo de 2007. A veces se tiene mucha suerte y los jefes realizan encargos excepcionales, por el tema, el enfoque y el tiempo que te conceden para construirlo. En el reportaje Ni busca ni captura dispuse de 15 días de viaje y recolecta de material y una semana para escribirlo (haciendo algunas cosas más en el periódico). En ese tiempo estuve en La Haya, Bruselas, Sarajevo, Pale y Belgrado y tuve fortuna de dar con la gente adecuada. Jasmina Nikolic fue, una vez más, de gran ayuda. Cargué el peso del reportaje sobre el personaje de Ratko Mladic, mucho más importante para Serbia y el futuro de esa zona que Radovan Karadzic. Estoy convencido de que la captura (entrega) de Karadzic en julio de 2008 fue producto de un pacto entre el nuevo Gobierno serbio (democrático y europeísta) y los servicios secretos: te damos a Karadzic, pero no a Mladic. Pero los pactos se pueden romper cuando el interés general lo exige. Serbia conserva esa carta para jugarla en el momento oportuno. Versión en PDF del reportaje dividido en cuatro páginas: primera, segunda, tercena y cuarta.